Rotura del ligamento cruzado posterior

¿Qué es la rotura del ligamento cruzado posterior?

La rotura del ligamento cruzado posterior (LCP) es una lesión relativamente poco frecuente en comparación con la rotura del ligamento cruzado anterior (LCA), pero puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes afectados. Esta lesión puede ser debida a una variedad de causas, incluyendo lesiones deportivas, accidentes de tráfico, caídas y lesiones en el lugar de trabajo.

Definición

El LCP es uno de los cuatro ligamentos principales que estabilizan la rodilla. Se encuentra en el centro de la articulación de la rodilla y se extiende desde la tibia hasta el fémur. El LCP evita que la tibia se desplace hacia delante en relación al fémur. Cuando se produce una rotura del LCP, la tibia puede moverse hacia delante, lo que puede provocar dolor y debilidad en la rodilla. La rotura del LCP puede producirse de manera aislada o en combinación con otras lesiones de la rodilla.

Causas

Las causas más comunes de la rotura del LCP son los accidentes de tráfico, las caídas y las lesiones deportivas. En los accidentes de tráfico, la rodilla puede golpear el salpicadero o el suelo del vehículo, lo que puede provocar una rotura del LCP. Las caídas también pueden provocar una rotura del LCP, especialmente si la rodilla se golpea contra el suelo con fuerza. En los deportes, la rotura del LCP puede ser el resultado de un golpe directo en la rodilla, una torsión excesiva de la rodilla o un cambio brusco de dirección.

Diagnóstico

El diagnóstico de la rotura del LCP comienza con una historia clínica y un examen físico. El médico buscará signos de inflamación en la rodilla, así como la presencia de dolor y debilidad. También pueden realizarse pruebas de imagen, como radiografías, resonancias magnéticas o ecografías, para confirmar la lesión y determinar la gravedad de la misma.

Tratamiento

El tratamiento de la rotura del LCP depende de la gravedad de la lesión y de las necesidades individuales del paciente. En algunos casos, puede ser necesario un tratamiento quirúrgico para reparar el ligamento. La cirugía se realiza mediante una artroscopia, que es una técnica mínimamente invasiva que utiliza pequeñas incisiones en la piel para acceder a la rodilla. Durante la cirugía, se utiliza un injerto para reemplazar el ligamento roto.

En otros casos, el tratamiento puede ser conservador y consistir en terapia física y medidas de autocuidado. La terapia física puede incluir ejercicios de fortalecimiento y estiramiento, así como técnicas de terapia manual para reducir la inflamación y el dolor. Las medidas de autocuidado pueden incluir el uso de hielo, elevación de la pierna y la reducción de la actividad física.

Rehabilitación

La rehabilitación después de una rotura del LCP es un proceso importante para asegurar una recuperación completa y prevenir futuras lesiones. La rehabilitación puede incluir ejercicios específicos para fortalecer la rodilla, mejorar el equilibrio y la coordinación, y restaurar la amplitud de movimiento. También puede incluir el uso de dispositivos de asistencia, como una rodillera o un andador, para reducir la carga sobre la rodilla durante la rehabilitación.

La rehabilitación puede ser un proceso largo y difícil, pero es fundamental para la recuperación completa y la prevención de futuras lesiones. El tiempo de recuperación puede variar en función de la gravedad de la lesión, el tratamiento recibido y otros factores individuales, pero generalmente puede durar entre seis meses y un año.

Vuelta la acción

La vuelta a la acción después de una rotura del LCP puede ser un proceso gradual y cuidadoso. El médico o el fisioterapeuta pueden proporcionar un plan de rehabilitación específico para ayudar al paciente a regresar a sus actividades diarias y deportivas de manera segura y efectiva.

Es importante tener en cuenta que la vuelta a la acción puede requerir cambios en la técnica deportiva o la actividad física para evitar futuras lesiones. Los pacientes pueden necesitar usar dispositivos de asistencia, como una rodillera o una férula, durante algún tiempo después de la lesión para proteger la rodilla y prevenir lesiones adicionales.

Nota: éste artículo sólo pretende tener un uso informativo. En ningún caso se auto-diagnostique. Si sufre alguna dolencia, le recomendamos que acuda a su clínica de Fisioterapia de confianza.
Cedric Arregui Guivarc'h
Entrenador Nacional de Baloncesto (CES 2014)

Bibliografía y Webgrafía

  1. «Lesiones de ligamentos de rodilla», Asociación Española de Artroscopia.
  2. «Lesiones de ligamentos de la rodilla», Sociedad Española de Traumatología del Deporte.
  3. «Lesiones deportivas: Rodilla», Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña.
  4. «Rotura del ligamento cruzado posterior de la rodilla», Clínica Universidad de Navarra.
  5. «Tratamiento de la rotura del ligamento cruzado posterior de la rodilla», Revista de la Sociedad Española de Traumatología del Deporte.

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